Este artículo está dirigido a padres con hijos adolescentes, con la
intención de hacer prevención a la tendencia de los jóvenes, de tener
relaciones sexuales tempranas bajo el
efecto de las drogas y el alcohol.
Existen
muchas variables de tipo externo como la
presión social del grupo de pares, ganar
popularidad, sentido de pertenencia al grupo influenciador, o de origen
intrapersonal e intrafamiliar, como baja
autoestima, rebeldía, depresión,
carencia de objetivos de vida, estilos de comunicación familiar,
manejo de límites, contradicciones entre los padres, unanimidad en los términos
disciplinarios, entre otras.
Este artículo busca también que las familias se revisen, no desde la culpa,
sino desde la responsabilidad que como líderes familiares tienen. Y ofrecer
herramientas para corregir a tiempo las pulsiones de sus hijos que pasan por
esta, muy complicada, etapa de sus vidas.
Recientemente, he estado observando en mi consulta, muchos casos de adolescentes
que están teniendo comportamientos como los
descritos anteriormente y que
ellos consideran “normal”. Mientras los padres no saben qué hacer para
detenerlo, ya que las consecuencias llegan a ser nefastas.
Sin embargo durante la adolescencia,
ocurre, que la influencia de los padres pasa a un segundo lugar y son los
grupos de pares quienes la tienen ahora.
He podido, empíricamente, contrastar grupos de adolescentes y jóvenes. Aquellos que
fácilmente se sienten atraídos por grupos cuya influencia les hará perder su
rumbo, como embarazos, adicciones, bajo rendimiento escolar, entre otras
consecuencias y otros grupos que a pesar
de tener la libertad para salir y divertirse con sus amigos, no son promiscuos,
no usan drogas en absoluto y se permiten un número moderado de bebidas
alcohólicas, mantienen alto rendimiento escolar y tienen planes constructivos a
futuro.
La gran diferencia que he encontrado han sido dos importantes áreas dentro
de un sistema familiar y sus influenciadores externos.
)
Límites y Comunicación.
Los límites se relacionan con las modalidades de
comunicación intergeneracionales. Los límites flexibles permiten la interacción
por estar claramente delimitados y por mantener las prioridades y autonomía de
cada miembro. Los límites rígidos se presentan cuando algún miembro impide y
bloquea la relación con los demás. En los límites difusos, el sistema familiar
se presenta descoordinado y no hay claridad con las normas.
Las familias que han establecido una sana comunicación con sus hijos, como
una escucha activa, confianza en las conversaciones, consejos y asertividad,
logran que durante la etapa de cambios
drásticos de la adolescencia, mantener influencia sobre los hijos. Ya que en esta
etapa son los pares quienes se convierten en los roles a modelar.
Es importante destacar que
no existen familias perfectas y todas pueden oscilar entre tener límites claros
y flexibles con etapas de rigidez y de límites difusos. La diferencia se
establece por la predominancia y permanencia en el tiempo de estos estilos.
Durante la adolescencia el sistema familiar cambia. Cambian las reglas, la
comunicación y los límites. Dado que el hijo adolescente buscará más autonomía,
libertad y pasar más tiempo con los amigos. A los líderes familiares, les
corresponde aceptar este cambio y junto con ello ser más firmes y asertivos con
las elecciones de sus hijos, buscando un balance entre la influencia y la libertad recién demandada.
Si la comunicación y los límites, han sido claros y flexibles desde el principio en la familia, encontrarán
menos resistencia para hacer los cambios necesarios sin que se erosione el
sistema. De lo contrario, el sistema familiar encontrará mucha más dificultad y
resistencia para establecer nuevos límites y estilos de comunicación.
Si ese es el caso, los padres tendrán que unirse y de manera inequívoca trabajar
en equipo para lograr el balance en los comportamientos disfuncionales de sus
hijos. Es recomendable la ayuda de un profesional.
Elección de amistades
Los adolescentes se sienten cómodos entre sus compañeros, quienes
atraviesan los mismos cambios físicos y psicológicos que ellos. Es de mucha
ayuda tener amigos que estén viviendo las mismas experiencias y que pueden
disminuir las ansiedades de los momentos difíciles. Cuando cuestionan las ideas
o normas de los adultos, recurren a ellos para pedirles consejo, y cuando se
plantean ideas o valores nuevos, pueden hablarles abiertamente sin temor a ser
ridiculizados por los adultos o sentirse fuera de lugar. El grupo de compañeros
también es un lugar donde establecer relaciones cercanas, que sirven como base
para la intimidad en la edad adulta. Además, los amigos proveen diversión y
emoción a los adolescentes con su compañía y recreación.
La amistad es un valor universal. El adolescente, necesita a alguien de su
misma edad y sexo, para compartir la pesada carga, de todas las dudas que le
surgen constantemente. Ha de ser alguien que él vea como “un igual”, con sus
mismos problemas e inquietudes.
Bajo estas premisas, las amistades son tan determinante como los límites y la
comunicación familiar. Si las amistades elegidas tienden a la promiscuidad,
consumo de drogas y alcohol, las probabilidades de que inclinen la balanza a un
comportamiento disfuncional es alto.
Dependiendo de los antecedentes de los adolescentes respecto a la dinámica de
su sistema familiar, será más fácil o difícil desarticular el querer pertenecer
a esos grupos.
Es responsabilidad de los padres ser los orientadores del rumbo que tomará
la vida de sus hijos. Las amistades que elijan serán determinantes.
Ya que la adolescencia es la etapa
para establecer las bases de un buen futuro en la adultez. Ser exitosos
manteniendo una importante cuota de influencia sobre los hijos adolescentes es
vital.
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Miami, Fl.
Yármila Durand
Coach Estratégico
https://yarmiladurandcoaching.blogspot.com
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