Tenemos que conversarlo...¿Crecer o
Protegerte?
Y allí estaba yo en
el segundo día de taller de Comunicaciones Efectivas, cuando el Gerente General
se dirige a mí y dice: “Yármila, hay una situación en nuestro departamento que
está obstaculizando seriamente nuestra productividad. Se trata de un conflicto
personal que existe entre Josefina y Leticia.
Todo el grupo
asintió, mientras veían a las nombradas. Fue un momento realmente embarazoso
para ambas. El Gerente General continuó. Ellas eran las mejores amigas, mis mejores profesionales, hasta que algo que desconozco ocurrió. - Quisiera pedirte, si te es posible, que hagas algo, para que ese
conflicto termine hoy.
Acepté trabajarlo pues
era el momento de mostrar cómo manejar conversaciones difíciles, así que me dirigí a
las involucradas y pregunté: ¿Cómo les hace sentir lo que acaba de decir su jefe? Ambas respondieron: Mal, muy
mal. ¿Quisieran que yo las ayudara a
resolverlo en este momento? Ambas dijeron, Sí.
El día anterior
habíamos enfatizado sobre cómo crecer y protegerse son mecanismos
incompatibles, que no pueden operar al mismo tiempo. Que la condición humana
tiene sus bases en el respeto de las
diferencias para que pueda haber diálogos constructivos. Había llegado el
momento de llevarlo a la práctica.
Cuando tenemos una
conversación difícil en postergación indefinida, no estamos bien. Aunque pretendamos
que si, aunque nos distraigamos durante el día con trabajo, chistes,
indiferencia. El malestar, la aprehensión, el miedo por tener en suspenso esa
conversación con esa persona que te importa y/o quieres tanto, no te da paz.
Estamos entonces en modo de protección, huyendo.
Si ocurre en tu
vida personal, la intimidad se lesiona. Si ocurre en tu contexto de trabajo, la
oficina completa también lo sufre. Al
final sólo el resentimiento se adueña de ti. Y buscas en cada acción del otro
una intención de "mala fe". Así justificas tu resentimiento y el círculo vicioso
se establece peligrosamente.
En lugar de buscar
dentro de ti la salida con asertividad, buscas cómplices que validen tu
percepción de que la otra persona es la mala. Tal vez los encuentres, tal vez
no, pero estarás desperdiciando una energía enorme protegiéndote y dejaras de crear, tener bienestar, sentir paz… dejaras de
crecer.
Leticia y Josefina,
se consideraban victimas una de la otra, ninguna era capaz de ver que se habían
encerrado en sus respectivas ostras,
protegiéndose de un eventual daño que pudieran hacerse. Lo que en realidad estaba ocurriendo era que se estaban lanzando sistemáticamente agresiones de baja
intensidad, haciéndole daño al equipo
completo. No solo ellas habían dejado de
crecer, sus colegas también.
Al escucharse
mutuamente en un contexto seguro,
pudieron aceptar las necesidades y sentimientos de la otra como válidas y no
desde su percepción inicial errónea, sobre” la mala persona que la otra es”. Pudieron descubrir que no había contrincante, solo necesidades y valores diferentes, no había “mala persona”, solo juicios
infundados.
Así, no sólo
Josefina y Leticia hallaron la vía
del reencuentro. El equipo que observaba en silencio aprendió vívidamente la
esencia de las conversaciones críticas.
Yármila
Durand
Coach Estratégico
Cel: 305 987 53 61