Bienvenidos!


Hay dos razones por las que las personas decidimos cambiar:

Porque aprendimos lo suficiente para querer hacerlo…o porque nos han herido lo suficiente para tener que hacerlo…


Cualquiera de las dos razones implican la certeza de que si no cambias, tendrás consecuencias con las que no quieres vivir.


Si estas decidido (a) a exponerte con la honestidad necesaria y a elegir de manera responsable el crecimiento para tu vida, entones yo soy la persona con la que puedes contar.

Ofrezco ser el espejo revelador de tus destrezas y recursos, y caminar junto a ti para ayudarte a encontrar tu verdadero ser, el que es perfecto y completo! El te impedirá perderte de nuevo en aquellas viejas historias del pasado…


En el camino descubrirás que donde enfocas tu atención, esta tu corazón, y donde esta tu corazón está tu realidad. Y, que sólo tú tienes el poder de construir tu realidad. Poder que no puede ser delegado.

Lo que te ofrezco no tiene recetas, son experiencias, pequeños y efectivos pasos con los que te irás recorriendo poco a poco.Tampoco tiene frágiles varitas mágicas; pero si el poderoso hechizo de un camino: El autodescubrimiento.

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Bienvenidos a la aventura del Coaching Estratégico!! Este es el primer paso que darás para empezar tu trabajo de crecimiento personal. Se dice fácil, pero requiere de coraje, dedicación y entega a la tarea mas importante de tu vida: Conocerte! Cuenta conmigo! mi celular: 305 987 5361

lunes, 5 de noviembre de 2012

Formación de la Personalidad





Esta es la historia de Juanito, un niño como cualquier otro...

Al nacer Juanito no existía como tal, no había nadie que dijese, pensase o sintiese "ser Juanito". Simplemente existía un ser en total sintonía con el medio ambiente. Se sentía fusionado con todo lo que le rodeaba y en particular con su mamá. Para él: ella y él eran lo mismo. Respondía sensiblemente al medio que lo rodeaba, se sentía parte de todo.

Conforme fue creciendo se vio envuelto en un gran dilema: en primer lugar dejó de sentir que él y su madre eran uno solo, que formaban una misma entidad inseparable y, lentamente fue dándose cuenta de que él y ella formaban 2 entidades separadas y diferenciadas... esto ocurrió de forma gradual por supuesto, no fue de sopetón, sino que sucedió poco a poco, lentamente... Ahí fue conociendo y tomando forma algo que ahora nos parece muy familiar. Dos palabras de inmensa importancia en nuestras vidas: "Yo" y "Tú".

Primeramente Juanito comenzó a llamar "Yo" a su cuerpo, sus brazos, pies, labios, etc. pero lueguito más delante se dio cuenta que sentía muchas cosas, se enojaba, reía, lloraba, sentía placer al comer o defecar, etc, entonces lentamente fue poniéndole "Yo" también a esas sensaciones que vivía por dentro y... más tardecito comenzó a darse cuenta que podía ir a muchos mundos, estar en tantos sitios como quisiera, hacer infinidad de cosas con tan sólo imaginarlas y pensar en ellas y ni tardo ni perezoso llamó "Yo" a esos pensamientos, imaginaciones y sueños que tenía. Ese "Yo" iba creciendo y tornándose más y más complejo a medida que crecía y se relacionaba con su entorno inmediato, en especial con sus padres.

A cierta edad Juanito se vio en un dilema terrible, en una disyuntiva enorme, como si con unas tijeras invisibles hubiesen cortado su cuerpo en dos... Ciertas cosas que gustaba hacer no eran permitidas ni aceptadas: llenarse de lodo, romper los platos, gritar y reír a todo pulmón, correr por la casa. Comenzó a darse cuenta que por algunas cosas que realizaba era premiado y por otras, a veces hasta por las mismas, era castigado... Juanito no entendía porque no podía hacer lo que quería, lo que le daba la gana. Tenia ganas de llorar y su papá le decía: "los niños no lloran" Tenía ganas de gritar o de reír y su mamá de decía: "silencio, tu papá está trabajando" etc... Podría alargar el cuento inmensamente, pero vale decir únicamente que Juanito inmerso en este problema tuvo que escoger entre actuar o hacer unas cosas que no deseaba pero que lo calificaban de "bueno" y entre otras que lo calificaban de "malo". Tuvo que ceder gran parte de su vida en aras de no perder el amor, la aceptación y la valía a los ojos de sus seres amados, aquellos que en ese momento le parecían dioses que todo lo sabían, todo lo podían, todo lo hacían...

Juanito creó una estrategia adaptativa o contramanipulativa, es decir: un caparazón que le permitiera defenderse de lo que consideraba peligroso y la vez relacionarse con el medio y conseguir ser querido y aceptado. Construyó un personaje de ficción, acorde a lo que él creía le ayudaría a conseguir sus deseos o a no sentir tan duramente la frustración de no poder realizarlos; uno muy bueno, muy eficaz: toda una obra de arte que le ayudaba a relacionarse con su entorno inmediato y a conseguir en parte esa consideración positiva que necesitaba, o al menos, a no sentirse tan mal por no obtenerla. Lentamente y con el paso de los años fue perfeccionado su estrategia, agregándole colorido e identificándose con ese personaje de tal forma que desde entonces lo llama "Yo".

Con el transcurrir del tiempo, 20, 30, 40 o 50 años después, Juanito descubre información nueva que le permite darse cuenta que su forma de concebir, sentir y encarar la vida no es toda la realidad ni la única que existe. Que en el proceso de la formación de su personalidad, la misma que le ha permitido sobrevivir e interactuar con el medio ambiente, perdió o dejó de lado muchos talentos y virtudes y un mundo lleno de posibilidades. Se da cuenta que existen muchas formas de ver, sentir e interpretar la vida. Que cada ser humano la filtra e interpreta de forma distinta y que, sin embargo, comparte con los demás un cierta estructura en común.

Dicha estructura puede diferenciarse dentro de una de las
NUEVE formas o estrategias distintas de encarar la vida y lo mejor de todo: descubre que es posible conocer cuál es el personaje, guión o libreto que ha venido representando durante toda la vida; y no sólo reconocerlo sino abrir un abanico enorme de posibilidades: para relacionarse, para actuar y desenvolverse, para responder de forma distinta a como lo ha venido haciendo durante mucho tiempo creyendo erróneamente que esa era la mejor forma de vivir; la única que existía. Recuperando así, la frescura, vitalidad, flexibilidad y espontaneidad en la forma de organizar y responder a la vida. Dicho de otra forma, pasa a ser director de la obra en lugar de ser un mero personaje.

Juanito comienza a darse cuenta que gran parte del sufrimiento que ha experimentado ha sido producto de la desconexión de si mismo, y por no saber quién es en realidad y vivir de acuerdo a una estrategia que en la infancia y en algún momento en especifico resultó de mucha utilidad pero ahora se ha vuelto obsoleta: le restringe, constriñe, encorseta y no le permite respirar. Y además, se da cuenta que la inmensa mayoría de los seres humanos están viviendo de la misma forma: representando un personaje que creen son ellos mismos. Lo cual no le da alegría porque ya sabemos que "mal de muchos es consuelo de tontos".

Entonces Juanito comienza a entender todo el cúmulo de experiencias que conforman su vida desde otra perspectiva y quizá a través de sumergirse en sí mismo, de Auto-conocerse y reconocer su patrón habitual de conducta pueda poco a poco ir despejando el camino y abriéndose hacia nuevas posibilidades de responder y responsabilizarse de sí mismo y de su vida. Puede que se dé cuenta y tome conciencia de que muchas de sus insatisfacciones provienen de responder de la misma forma a situaciones enteramente distintas, en lugar de hacerlo de forma sensible, espontánea y libre...
Tal vez entonces a través de ensayar en su propia vida, cambiar el rumbo, virar un poco... su vida comience a mostrar resultados más enriquecedores... En esas anda Juanito, probando formas alternas de relacionarse, de mirar y concebir el mundo, de sentir, vivir y expresarse.

Jorge Mendoza

martes, 10 de julio de 2012

Cambiar la Cultura Organizacional...¿Para qué? Parafraseando a Edgar Schein




Hoy día, mas que nunca, las organizaciones resienten el efecto que una cultura corporativa en conflicto con las nuevas necesidades de cambio, tiene sobre el clima, la productividad y el logro de la visión de negocio que los líderes sueñan para su empresa. 

Esta sensibilidad cultural para el éxito organizacional ha pasado de ser sólo un buen deseo, para convertirse en la clave de permanecer o no en el mercado. Ni los recursos tecnológicos, ni el soporte económico son suficientes para impedir que los conflictos, estados de ánimo depresivos, hostilidad y choques culturales den al traste con cualquier bien intencionado sueño corporativo, pues toda esa galaxia de procesos humanos, son co-responsables del éxito organizacional. 

Sin embargo, aún cuando es altamente deseable, la verdadera transformación cultural es una labor titánica y exigente. Planificar la cultura corporativa implica trabajar con un organismo vivo, que no tiene resultados lineales. Es impredecible , toma y disipa energía, aprende y se hace complejo por procesos interactivos; el resultado de una fase es el insumo de la siguiente. 

Además hay que agregar que estos procesos que “instalan” cultura son inconscientes (llegan, se validan y salen de la conciencia). 

Al decir que conocemos una organización muy bien, no necesariamente significa que sabemos cómo se generó su cultura ni cómo se convirtió en lo que es o cómo cambiarla, si la sobrevivencia de la organización dependiera de ello. 
Debemos comprender las fuerzas dinámicas y evolutivas que gobiernan los procesos de cómo la cultura se desarrolla y cambia.

Descifrar la cultura de una compañía se convierte en la tarea empírica de localizar donde está la unidad social estable, qué cultura se ha desarrollado desde esa unidad estable y como esas culturas separadas se mezclan en una única totalidad. La cultura total podría entonces ser muy homogénea o heterogénea, de acuerdo al grado en que las culturas de los subgrupos sea similares o diferentes. 

¿Pero que es esto de Cultura Organizacional? Veamos una definición de cultura, al menos, la que más me gusta: 

Cultura Organizacional es un patrón de supuestos básicos que un grupo dado ha inventado, descubierto, o desarrollado por aprendizaje para resolver sus problemas de adaptación externa e integración interna y que ha funcionado lo suficientemente bien para ser considerado válido y, por tanto, ser enseñado a nuevos miembros como la forma correcta de percibir, pensar, y sentir en relación a esos problemas.( Edgar Schein 1984 ). 

Casi siempre el “grupo dado” son los líderes, los supuestos son las creencias y los valores y el portador de la cultura es la historia que nos contamos una y otra vez. Esta historia nos indica que es correcto o no.
Son los líderes quienes marcan la pauta de lo que cambia, en otras palabras, son ellos los que deciden que historia contar y por cuanto tiempo, qué héroes, mitos y rituales figurarán. 

Cuando se habla de transformación cultural los líderes tienen la palabra.
¿Qué hacer cuando se necesita transformar la cultura? Una vez que los líderes han tomado conciencia del impacto de la cultura sobre el éxito del negocio es posible decidir una intervención en la cultura. 
La modalidad de la intervención dependerá, entre otras variables, del ciclo evolutivo de la organización. 

Pero en términos generales, el único soporte real para obtener resultados duraderos será:

a) El compromiso para el cambio, que debe existir en todos los niveles de la organización

b) Una visión sistémica del mismo.

Lo que no se debe hacer:

No es posible decretar las creencias ni los valores. Ambos son el resultado de procesos no conscientes, instalados a lo largo de una historia corporativa, por tanto resulta cándido creer que medidas superficiales y rápidas lograrán revertir procesos tan profundos.

Lo que si se puede hacer:

Cuando ocurren experiencias de cambio (y siempre ocurren en una organización), es importante sostener la atención sobre:

 1) Cómo los diferentes niveles de la organización expresan su compromiso con el cambio 

2) Que red comunicacional utiliza (dobles mensajes, descalificación, chismes, o comunicados transparentes, directos e inequívocos).

 3) Identificar contradicciones entre comportamientos, actitudes, normas , políticas coorporativas y valores. 

Estos pasos con miras a establecer congruencia son importantes para “sanear” la cultura. 

Observe si las metas y sistemas normativos compiten de manera paradójica (ej. querer distribuir el poder y la autoridad y todavía querer también mejorar el control y la supervisión)
Una empresa podría tener el valor ideal de “dar poder a la gente”, pero prevalece una creencia de que “ellos no nos dejan”. De esta forma, aún cuando cambien ciertos valores, la cultura organizacional tenderá a ser la misma y las personas “no tomarán ese poder”.

Los cambios requieren una cultura que los apoye

Las tendencias que apuntan hacia los equipos autodirigidos, si bien son positivas, también requieren de un terreno muy bien abonado en cuanto a cultura organizacional se refiere. No todas las culturas están preparadas para apoyar la sinergía de equipo, ni el poder en los gerentes.
¿Cómo lograr remar juntos hacia el mismo objetivo? ¿Cómo lograr la productiva y nutritiva cultura organizacional anhelada? 

Descubra qué quiere y que está dispuesto a dar para que el cambio ocurra.
¿Se atrevería a revelar su incertidumbre, su ignorancia e incluso, mostrar incompetencia?...
 Quizá si.. Si supiera que todas ellas son precondiciones esenciales del aprendizaje, parte innata de nuestra capacidad de descubrir, sorprendernos y experimentar. Entonces tal vez comprenderá que la perspectiva analítica no es la respuesta a todos los problemas de la vida,  que vivir implica incertidumbre, que no existen planes infalibles.
Tener conciencia de las implicaciones humanas del cambio y una actitud de humildad ante el “no saber”, puede hacer culturas más poderosas, de integridad, apertura, compromiso y sinergía, en contraste con la cultura tradicional basada en “todo bajo control”, la fragmentación, la obligación, las actitudes defensivas y el miedo. 

Yármila Durand  




miércoles, 2 de mayo de 2012

Ayudar a los demas activa las regiones cerebrales de recompensa.





Ayudar a los demás activa las regiones cerebrales de recompensa. 

Ejercer el apoyo tiene el mismo efecto que otros tipos muy básicos de experiencias gratificantes, revela un estudio de la UCLA

Prestar ayuda a un ser querido supone un beneficio para el que lo ofrece y no sólo para el destinatario, revela un nuevo estudio basado en imágenes cerebrales realizado por científicos de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). Los investigadores analizaron el comportamiento de ciertas regiones del cerebro de 20 mujeres, a las que se dejó o no ayudar a sus parejas mientras ellos recibían descargas eléctricas. Los resultados demostraron que cuando las mujeres ayudaban al ser querido, las áreas cerebrales vinculadas con la recompensa se activaban. Cuando no lo hacían, esas mismas regiones reducían su actividad. Por Maricar García.
 
"Cuando se habla de que ofrecer ayuda social es bueno para nuestra salud, por lo general se asume que los beneficios provienen del apoyo que recibimos de los demás, pero ahora parece también probable que algunos de los beneficios para la salud provengan en realidad del apoyo que brindamos a otros", ha señalado Naomi Eisenberger, profesora asistente de Psicología de la UCLA (Universidad de California en Los Ángeles) y autora principal de un estudio sobre ayuda y salud, publicado en la edición digital de la revista Psychosomatic Medicine.

Según una
nota de prensa de la UCLA, Eisenberger y el alumno de Psicología Tristen Inagaki analizaron a 20 parejas jóvenes y heterosexuales en el Centro de Cartografía Cerebral Ahmanson Lovelace.

Las 20 mujeres de estas parejas se sometieron a una
resonancia magnética funcional (fMRI), que permite realizar escáneres cerebrales, mientras sus novios estaban fuera del escáner y recibían dolorosas descargas eléctricas. A veces, las mujeres podían ofrecer apoyo cogiendo el brazo de sus parejas, mientras que en otras ocasiones, tenían que ver a sus novios recibir descargas sin poder ayudarles (en estos casos, las mujeres agarraban una pelotita antiestrés). En otras ocasiones, los novios no recibían descargas, y las mujeres podían decidir si tocarlos o no.

Los científicos descubrieron que cuando las mujeres ofrecieron apoyo a sus novios ante el dolor, éstas tuvieron una mayor actividad en las regiones relacionadas con la recompensa del cerebro, incluyendo el estriado ventral y el área septal. Además, cuanta mayor era la recompensa cerebral que experimentaban estas mujeres, más unidas a sus parejas decían sentirse. Por el contrario, cuando las mujeres no brindaron dicho apoyo, estas regiones mostraron una disminución de la actividad.

"Una de estas áreas, el estriado ventral, suele estar activa como respuesta a recompensas simples como el chocolate, el sexo y el dinero", ha explicado Eisenberger. "El hecho de que el apoyo también active esta región sugiere que pueda ser procesado por el cerebro como un tipo muy básico de experiencia gratificante", comenta.
Los investigadores también han observado otro interesante patrón de actividad neuronal en el área septal. Además de ser un centro de placer, esta región desempeña un papel en el aumento o la reducción del estrés, mediante la inhibición de otras regiones del cerebro que procesa amenazas, como la amígdala.

Los investigadores encontraron que las mujeres que mostraron una mayor actividad en el área septal también mostraron una menor actividad en la amígdala.

"Este hallazgo sugiere que el apoyo dado puede repercutir directamente en la persona que proporciona ese mismo apoyo, reduciendo su estrés", cuenta Eisenberger, quien dirige el Laboratorio de Neurociencia Afectiva y Social de la UCLA. "La actividad en el área septal mientras se ofrece apoyo tuvo una correlación negativa con la actividad en la amígdala, que es una región conocida por desempeñar un papel en las respuestas de miedo y el estrés. Si existe alguna relación entre dar ayuda y la reducción de la actividad en esa amígdala, significa que dicha ayuda reduce el estrés".

Otros beneficios

"Ayudar a los demás tiene beneficios", cuenta Inagaki, el autor principal del estudio, quien ha recibido diferentes becas de investigación por la
National Science Foundation y el programa Jacob K. Javits. "Incluso vimos más actividad en estas regiones del cerebro cuando las mujeres daban su apoyo que cuando tocaban a su novio y él no estaba sufriendo una descarga, se podría pensar que sería más agradable al tacto cuando él no está pasando por algo doloroso, pero nos encontramos con lo contrario, lo cual resulta sorprendente”.

Eisenberger cree que los beneficios por la prestación de apoyo también se aplican cuando un ser querido está experimentando otro tipo de suceso estresante, como pueden ser las situaciones emocionalmente dolorosas.

"Dar apoyo a las personas que están cerca, ya sean miembros de la familia o hijos, puede aumentar su probabilidad de supervivencia y, por tanto, la posibilidad de que los genes consigan transmitirse", comenta Eisenberger.

"Debido a la importancia de ofrecer ayuda para la supervivencia de nuestra especie, es posible que a lo largo de nuestra historia evolutiva, ayudar a los demás pueda haber llegado a ser psicológicamente gratificante, para asegurar que este comportamiento persiste".

En la actualidad, Eisenberger y Inagaki están llevando a cabo más investigaciones sobre cómo ayudar a los demás puede reducir nuestras respuestas al estrés y, finalmente, contribuir a una mejora de la salud. La presente investigación fue financiada por el Senado Académico de la UCLA. 

Articulo escrito por  Maricar Garcia en Tendencias Sociales 

http://www.tendencias21.net/Ayudar-a-los-demas-activa-las-regiones-cerebrales-de-recompensa_a8553.html

miércoles, 4 de enero de 2012

Las ratas mas empaticas que muchos humanos.




Las ratas de laboratorio sienten empatía: si se les da a elegir entre saborear un pedazo de chocolate o liberar a un colega encerrado, los roedores se inclinan por la última opción, según un estudio estadounidense que demuestra que la empatía no es exclusiva del hombre.

La ciencia ya había demostrado que el altruismo no estaba exclusivamente reservado al ser humano, sino que existía también, por ejemplo, entre los monos.

Pero este estudio, llevado a cabo por especialistas del cerebro de la Universidad de Chicago (norte) y publicado este jueves en la revista científica Science, es "el primero en poner en evidencia un comportamiento de ayuda en las ratas suscitado por un sentimiento de empatía", dijo Jean Decety, uno de los autores del estudio.

Para llevar a cabo la investigación, los científicos pusieron 15 parejas de ratas en cajas en las que convivían durante dos semanas. Luego, las trasladaban a otras cajas en las que una de ellas estaba atrapada en un pequeño lugar, y la otra permanecía en relativa libertad.
La rata en libertad, que podía oír y ver a su compañero encerrado, mostraba signos de agitación.

La puerta para liberar la trampa no resultaba fácil de abrir, pero después de tres a siete días, la mayor parte de los roedores lograban hacerlo. Una vez que descubrieron cómo hacerlo, los roedores iban directamente a abrir la puerta de la trampa cada vez que su compañero era encerrado.

Para probar la buena voluntad de las ratas, los investigadores también hicieron el experimento encerrando juguetes, para ver si las ratas también tratarían de liberarlos como hicieron sus colegas, pero no sucedió así.
"No entrenamos a las ratas de ninguna forma. No les enseñamos cómo abrir la puerta, no están expuestas anteriormente a cómo abrir una puerta y es una puerta difícil de abrir. Pero continúan intentándolo hasta que finalmente funciona", dijo el autor principal del estudio Ben-Ami Bartal.

Incluso cuando los científicos rediseñaron el experimento para comprobar si las ratas liberarían a otros colegas distintos a aquel con que convivieron, estas lo hicieron, lo que muestra que no estaban motivadas por compañerismo.

"No hubo otra razón para realizar esta acción que finalizar la aflicción de las ratas atrapadas", dijo Bartal. "En el modelo del mundo de las ratas, ver este comportamiento repetido de forma constante significa, básicamente, que la acción es gratificante para la rata" que libera a su par.

En la última prueba para medir la resolución de las ratas, los científicos les pusieron un montón de trozos de chocolate en la caja.
En situaciones normales, las ratas devorarían todo el chocolate. Pero, también entonces, las ratas tendían a actuar de forma benevolente: incluso cuando en algunos casos tomaban unas pocas pepitas en primer lugar, liberaban a su compañero y compartían el chocolate con él.

Puesto que la mayoría, aunque no todas las ratas, abrían las puertas para sus compañeros, el próximo paso de la investigación podría ser buscar "la fuente biológica de estas diferencias de comportamiento", dijo el estudio.

La coautora del estudio y profesora de neurobiología, Peggy Mason, afirmó que la investigación ofrece una importante lección para los humanos.

"Cuando actuamos sin empatía lo hacemos contra nuestra herencia biológica", dijo. "A los humanos les iría mejor si escucharan y actuaran en función de su herencia biológica más a menudo", concluyó.



http://www.nytimes.com/2011/12/13/science/observatory-rats-have-empathy-study-finds.html?_r=1